Ante la incertidumbre, la devoción.
Durante el V fin de semana de Cuaresma, con la vista puesta en los partes meteorológicos y
pensando en las posibles maniobras futuras de las hermandades y cofradías para combatir la
lluvia, la Málaga cofrade pudo disfrutar de las procesiones de vísperas y traslados que
anuncian la venida de la semana grande malagueña.
A todas horas y en todos lados.
Puede que hayamos atravesado el fin de semana más frenético del calendario cofrade en la
ciudad de Málaga. Desde el viernes hasta la tarde del domingo discurrieron numerosos
cortejos procesionales por las calles del centro histórico y los barrios más señeros de la
capital provincial. Claro ejemplo fue la agrupación parroquial de la Sed en Miraflores,
asentada ya en esta jornada, el crucificado pudo recorrer las calles de su feligresía sin
lamentar más incidentes que un chaparrón pasajero estando muy bien acompañados
musicalmente por la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir. Mientras, en el centro de la
ciudad la elegancia y la clase estuvo patente desde que salió de su sede canónica la
hermandad de Estudiantes.
El sábado, por su parte, constituyó una jornada de horario partido para los cofrades.
Empezando en horario matutino con el esplendoroso y tradicional traslado de la Hermandad
de la Cena, cuyo traslado aprovechó una magnífica mañana soleada para que sus sagrados
titulares discurrieran de manera maravillosa por las calles del centro histórico. Ya por la
tarde, el sábado supuso un reto para todos los ansiosos por ver tronos en la calle. El que no
quisiera perderse nada, tendría que recorrer Málaga de punta a punta, debido a que a las
tradicionales procesiones de Esperanza y Refugio y Llaga y Buena Fe, se le sumó el estreno
en la calle del Nazareno de la Salud en la barriada de Huelin. Este último, para ser su primer
año tuvo una puesta en escena favorable, con un ritmo un poco lento, pero dejando un buen
sabor de boca para los asistentes.
Qué decir de las corporaciones de los barrios de Miraflores y La Trinidad, ambas
demostraron que son cortejos con un saber estar proporcionado por los años de experiencia en
la calle y con una seguridad sobre lo que hacen y la identidad de sus cortejos digna de
observar. Dicho esto, me gustaría resaltar la presencia mejorada de la nueva talla de la
corporación trinitaria y, aunque cada año sea menos sorpresa, tanto la vida que transmite,
como lo bien arropada que se encuentra la capitana del Asilo. Cada año se puede sentir más
latente el amor y la devoción del barrio hacia la protectora del hogar de ancianos.
En el mismo sitio, todo el día.
Si el sábado todas las procesiones estaban separadas geográficamente, el domingo serviría
como simulacro para el centro histórico de lo que se avecina en la semana de pasión. Desde
por la mañana, con el traslado de la Archicofradía de la Sangre y la Piedad en la Goleta, hasta
por la tarde en el centro con el traslado del Huerto, las cofradías Fusionadas, Gitanos y la
Pollinica. Haciendo de las calles céntricas y sus anexos un parque temático a gusto de todos
los gustos artísticos presentes en la Semana Santa.
Una vez pasado por estos días, impulsados por el miedo a vivir una Semana Santa parecida a
la anterior y por la incertidumbre meteorológica de las pasadas semanas, los cofrades ya no
hacen otra cosa que mirar al cielo buscando alguna certeza que les pueda asegurar
mínimamente que dentro de una semana desde ese cielo solo caerán pétalos.
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