Tres peregrinaciones en una
Después de ver las tres peregrinaciones protagonizadas por Santa María de la
Victoria, y a expensas de la vuelta a su santuario, se pueden ver reflejadas las
distintas formas de rendir honores y culto a la patrona de Málaga.
De la Victoria a Capuchinos.
La primera peregrinación, la cual consistió en el traslado de la imagen desde su
santuario hasta la iglesia de la Divina Pastora en el barrio de Capuchinos, actuó de
preludio de lo que vendría en los siguientes días. De manera sencilla y discreta se
acercó hacia la parroquia capuchinera la patrona de Málaga, debido a que no hubo
ningún acompañamiento musical y que la procesión estuvo formada por un corto
cortejo. Sumado al horario matinal de la procesión, confirieron una cierta seriedad
al acontecimiento muy apropiada y que, incluso, en ocasiones, se echa en falta. Algo
más alegre fue la llegada a la sede de la patrona de los deportes de Málaga, donde
un grupo más numeroso de fieles junto a la decoración de la fachada compartían la
ilusión de ser espectadores de un momento histórico del panorama cofrade
malagueño. Por todo lo mencionado anteriormente, particularmente, pienso que la
primera peregrinación fue la más seria y formal de las tres, no rancia y aburrida, ya
que la alegría por recibir a la virgen de los reyes católicos quedó visible durante el
recorrido, como a su llegada.
De Capuchinos a la Trinidad.
La siguiente peregrinación fue la que buscaba el encuentro entre la patrona de la
diócesis y las hermandades del barrio de la Trinidad. Un traslado parecido al
primero, donde destacó el paso de la Virgen por la parroquia de San Dámaso, donde
se recibió a la Victoria con júbilo y alegría. Posteriormente, el cortejo avanzó hasta
llegar a la plaza de San Pablo donde concluyó la peregrinación bajo los sones de la
Banda Sinfónica de la Trinidad y con una notoria presencia de fieles congregados.
Sin embargo, vengo a destacar, no la propia peregrinación, sino el acercamiento a la
imagen durante los días que estuvo en el barrio. Siendo cierto que la decoración de
las calles del barrio dejó que desear a la llegada del cortejo, se vio resaltada, de
manera voluntaria o no, la actividad interna de la parroquia realizando conciertos
en honor a la Victoria y reforzando la devoción hacia la imagen de los más pequeños
durante dichos días. Sin duda, este fue el factor a destacar de este momento
cofrade, el culto de puerta para adentro, la cual sigue siendo en numerosas
ocasiones el ámbito a mejorar en las #CofradíasMLG.
De la Trinidad a El Perchel.
Esta fue, sin duda alguna, la peregrinación más expresiva de todas. Desde que Santa
María de la Victoria se adentró por las calles del barrio de El Perchel, quedó patente
la alegría de su visita, fueron varias petaladas las que recibió, varias parroquias las
que visitó, numerosas corporaciones las que quisieron estar presentes y todo
acompañado por la música de las bandas que esperaban a la patrona. Si en la
Trinidad se expuso el amor a la patrona dentro de la parroquia, en El Perchel
sacaron ese amor a la calle sin dejarse nada adentro. Fue la peregrinación donde de
verdad se vio a la patrona arropada de manera acorde a su título. El traslado
concluyó en la iglesia del Carmen bajo los sones de la Banda de Cornetas y
Tambores del Carmen.
A forma de epílogo, me gustaría resaltar como punto favorable a todo este
acontecimiento la capacidad que ha tenido de manera implícita de mostrarnos las
distintas maneras de concebir un mismo traslado de cada cofrade malagueño,
siempre con el objetivo común de profesar su devoción a la patrona de nuestra
ciudad.
Escrito por Ángel Carrique
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